Los pañales no se sacan, se dejan

dejar los pañales

«¿Vas a aprovechar este verano para sacarle los pañales?». La que haya recibido esta frase en lo que va de la temporada, que levante la mano. Señales para darte cuenta si tu hijo está listo para iniciar el proceso

Por extraño que parezca, muchas son las personas que siguen creyendo que el control de esfínteres tiene alguna -extraña- relación con las estaciones del año.

Presionada por el inicio del jardín, y a dos años de haberle sacado los pañales a Dante, he aquí una madre arrepentida y ferviente defensora de respetar los tiempos de cada niño. Antes lo sabía, ahora tengo la certeza: el control de esfínteres, el habla, caminar, gatear, al igual que cada pequeño gran logro de nuestros hijos -de no mediar algún problema médico que indique lo contrario- es personal y sólo estará regido por los momentos madurativos que cada niño atraviese.

«Es como apurar a una oruga a convertirse en mariposa». La metáfora de la licenciada en Psicología Lorena Ruda es clara como el agua. Sacarle los pañales a un niño que aún no está preparado es lisa y llanamente forzarlo a hacer algo para lo que aún no está capacitado fisiológicamente. Y eso no se aprende. Se madura.

El proceso de control de esfínteres nada tiene que ver con el clima, es un tema de maduración

¿De dónde surge el temita del verano como momento ideal? «El proceso de control de esfínteres nada tiene que ver con el clima, es un tema de maduración y a veces llegan los meses de calor y se cree que es el momento de ‘colaborar’ con el proceso. Sin embargo, aquel que aún no esté listo, tampoco lo estará por estar más tiempo desnudo haciéndose pis encima o porque para el adulto sea más fácil esta estación para lavar una malla o ropa interior en vez de joggings, medias y zapatillas».

Para Ruda, «cada niño tiene su tiempo de maduración y forzarlo no colabora con el proceso, por el contrario, genera mucha frustración (en todos)». «Muchos padres interpretan las ‘escapadas’ como hechas a propósito o como ‘tomadas de tiempo’ cuando la mayoría de las veces no lo son. El control de esfínteres no se logra por aprendizaje; tampoco por premios y castigos».

Intentar apurar el proceso terminará generando altas expectativas y por ende mucha presión en un niño que le encantaría cumplirlas y dejar contentos a todos pero -básicamente- aún no puede.

¿Es esperable que el control nocturno demore más que el diurno? «La mayoría de las veces el control nocturno es más lento que el diurno. Uno permanece en un estado donde la guardia se baja, las alertas y el control se duermen. Las sensaciones son más difíciles de identificar porque el niño tiene que despertarse a tiempo y a veces tarda en identificarlas. A veces algunas cuestiones emocionales que pueden estar afectando al niño también se pueden poner de manifiesto en el control de esfínteres, sobre todo durante la noche, cuando uno deja de controlar todo para entregarse al sueño. Incluso la presión muchas veces genera este episodio, ya que durante el día el niño puede controlar todo mejor a conciencia».

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En la misma línea, la médica pediatra Laura Viva aseguró que «el control de esfínteres no sólo tiene que ver con una cuestión de maduración, sino que está relacionado con el propio autocontrol, con la autonomía y si bien hay chicos que lo hacen solos, otros son guiados. El tema es que como papás nos cuesta estar atrás de las señales que indican que el niño está preparado».

«Muchas veces lo que pasa es que el bebé se saca solo el pañal y hace pis o caca por todos lados, porque todavía no sabe dónde realmente tiene que ‘guardar’ eso». Esa puede ser una primera señal de que está listo para iniciar el proceso.

La mayoría de las veces el control nocturno es más lento que el diurno. Las sensaciones son más difíciles de identificar porque el niño tiene que despertarse a tiempo y a veces tarda en identificarlas

Consultada sobre tips o pautas para ayudar en el proceso, la psicóloga aconsejó: «Observar en qué etapa del proceso está el niño, entre las que puede diferenciarse si no registra las ganas de hacer pis o caca, registra después de hacer, registra durante el momento en el que hace, registra un poco antes pero no puede aún retener hasta ir al baño o logra registrar las ganas, retiene y va al baño».

«Acompañar sin presionar», sería otra recomendación. ¿Cómo lograrlo? «Ofreciendo el espacio que propicie pero sin forzar, ayudar con la lectura de cuentos e historias alusivas, con juegos de trasvasado y con materiales como tierra, masa, engrudo etc».

Sobre algunos libros que pueden resultar de ayuda recomendó «Federico se hizo pis, La bombacha de Sofía, El calzoncillo de Tomás, El el topito Birolo y Papel para Sofía».

Una tercera recomendación apuntó a «lograr que sepan que pueden avisarnos cuando quieran pero no preguntar cada cinco minutos«. «Controlar la propia ansiedad y no querer controlarlos en este proceso que es muy subjetivo, personal y particular donde los únicos que tienen que controlar son los niños».

La pediatra apuntó que «lo único que sí se puede hacer es moderar la ingesta de líquidos a la noche y hacer un buena rutina de ‘me levanto, voy al baño; vuelvo del jardín, voy al baño; vamos a salir en el auto, voy al baño’ para que vaya reconociendo los momentos y lugares para cada cosa: se hace en el pañal o en el baño (en pelela, reductor o inodoro, según lo que mejor le resulte a cada uno)».

Por último, y contra las recomendaciones que sugieren que conviene despertarlos a la noche para evitar escapes, Viva fue clara: «Jamás despertarlos. Van a hacer pis por relajación hasta que maduren».

¿Qué opinan ustedes del tema? ¿Cómo les fue o les está yendo? ¿Cómo manejan las presiones externas para ‘aprovechar el verano’?

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Un comentario

  1. Mi hijo tiene 2 años y 4 meses,-aún no.lo veo preparado, hay veces que me avisa y no hace nada, lo toma más por juego y yo lo dejo

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