Los niños piden upa, al menos, hasta los tres años y muchas veces las mamás necesitamos tener las manos libres, por eso convertirme en «canguro» fue lo mejor que pude hacer para satisfacer la necesidad de apego de #hijo sin resignar «libertad». Por qué elegir el porteo
El término porteo se puso «de moda» hace unos años y vino de la mano con conceptos revolucionarios en crianza como apego, colecho, doula. Todos términos relacionados, ni más ni menos, con atender las necesidades más básicas de mamás y bebés en el momento de sus vidas que más contención necesitan.
Si bien la primera mochila que compré para portear a mi primer hijo supe luego que no era ergonómica y la deseché casi sin usar, siempre tuve en claro que haría lo posible por garantizarle a mi bebé un apego seguro. ¡Y hasta me descubrí cocinando o haciendo tareas del hogar con él colgado en mi espalda!
Es que jamás fui de las que creen que los niños tengan la deliberada y maliciosa intención de «tomarnos el pelo» -como suele decirse por ahí-. Más bien estoy segura de que es tan abrumador el mundo al que de repente se expone un bebé, que ante el mínimo temor o inseguridad, lo más «seguro» para ellos es volver a los brazos de mamá.
¿Quién que tenga la posibilidad y un vínculo que así lo permita no sigue llamando por teléfono a su madre ante situaciones adversas de la vida? ¿Y por qué un niño de uno, dos o tres años no recurriría a su lugar más seguro del mundo?
Y como para que nos aconsejen siempre elijo a los que saben, en esta oportunidad consulté a Noelia Schulz, licenciada en Ciencias de la Comunicación, blogger, doula, asesora de porteo y mamá.
Para empezar, Noelia explicó que se denomina porteo al hecho de trasladar a un bebé o niño sobre el cuerpo utilizando algún tipo de dispositivo portabebé. «El contacto, como sabemos, tiene numerosos beneficios. Para potenciarlos, y en base a la evidencia que tenemos hoy día, muchos profesionales comenzaron a estudiar la ergonomía en relación al porteo, es decir, un modo de portear que respete la fisiología y fisionomía del menor y del adulto».
De ahí que escuchemos por allí hablar del «porteo ergonómico», un sistema de transporte que asegura un contacto constante y, sobre todo, una postura adecuada para ambas partes.
A cargo, junto a otras dos asesoras, de la primera escuela de porteo de Argentina, Crianza en brazos, Noelia ofrece talleres de porteo en Buenos Aires (y otras ciudades) y asesoramiento personalizado a familias, empresas e instituciones.
«A mí particularmente no me gusta hablar de crianza con apego. Todos los humanos tenemos la necesidad innata de apego. Muchos especialistas demostraron que el apego está, incluso, por encima de la necesidad de alimentarnos -destacó-. En general cuando hablamos de crianza con apego a lo que apuntamos es a lograr un apego seguro y ahí sí el porteo viene a ser un gran aliado, aunque puede lograrse, por supuesto, el mismo resultado no habiendo usado jamás un portabebé».
Lo que nuestra experta buscó dejar claro es que no existe una fórmula mágica para lograr apego seguro, sino que tiene que ver con el modo en que nos relacionamos con nuestros hijos en múltiples aspectos desde el nacimiento.
«Yendo al porteo específicamente lo que sí podemos afirmar es que satisface esa necesidad primordial de contacto y que quienes portean conocen más a sus hijos y aprenden a detectar sus necesidades con mayor eficacia, lo cual es favorable para generar un vínculo temprano de apego seguro», remarcó.
Sobre qué otros beneficios además del apego seguro aporta el porteo al bebé, Noelia destacó que «los beneficios son incontables y estoy segura de que mientras se continúe investigando se seguirán encontrando nuevas y desconocidas bondades». «Lo principal es que el porteo provee al bebé justamente lo que espera cuando nace: contacto, calor corporal, movimiento, olores y sonidos familiares. El cuerpo de la madre es el hábitat del recién nacido. Por eso los bebés porteados sufren menos estrés, duermen mejor y lloran menos. Porque se sienten seguros y su transición al mundo se hace mucho más amable», profundizó.
Muchos de los beneficios del porteo fueron descubiertos en realidad gracias a los estudios sobre los Cuidados Madre Canguro. «Sabemos que en contacto con su madre los sistemas del bebé funcionan óptimamente. El niño tiene un menor gasto energético (por lo cual gana peso con más facilidad); regula mejor su temperatura; tiene una mejor digestión (evitando y/o reduciendo molestias relacionadas al sistema digestivo, como el reflujo); tiene un desarrollo óptimo del sistema óseo (el porteo ergonómico protege el desarrollo de la espalda y la cadera, previniendo, por ejemplo, la displasia); y muchas evidencias más», enumeró la especialista.
Así, el porteo constituye un círculo virtuoso. Para el adulto que portea no sólo es cómodo y le permite tener las manos libres, sino que también ayuda al fortalecimiento progresivo de sus músculos y previene dolores posturales. Quien portea aumenta su comodidad, autonomía y movilidad.
A medida que el tiempo pasa, las necesidades de los bebés evolucionan pero sin duda el porteo sigue siendo una herramienta excelente.
Cuál es la mejor manera de portear según la edad del bebé
Noelia destacó que el porteo debe ser ergonómico, pero también seguro y respetuoso. En este caso el respeto pasa por no forzar posiciones (algo similar a lo que se plantea desde el movimiento libre).
«Para bebés pequeños es preciso utilizar portabebés de tela suave, que se amolden a su posición fisiológica y se ajusten sobre su cuerpo desde la cabeza hasta detrás de las rodillas, lo que comúnmente se conoce como ajuste ‘punto por punto’ -detalló la especialista-. Como portabebés ideales podemos mencionar los fulares de todo tipo y las bandoleras de anillas. El peso del bebé, de este modo, queda sujeto por la tela y el cuerpo del adulto. La posición que buscamos es rodillas más altas que la cola, espalda redondeada, bebé siempre de cara al adulto, piernas abiertas y pelvis en retroversión, apoyada sobre el cuerpo de quien portea».
Y siguió: «Si el bebé aún no logró el sostén cefálico o está dormido, su cabeza debería reposar sobre el pecho del adulto y estar sujeta, siempre con las vías respiratorias libres».
«A partir de que el bebé se sienta por sí mismo desde posición boca arriba, lo cual es un signo de desarrollo lumbar, podemos pasar a otros tipos de portabebés ergonómicos como las mochilas o los mei tai«, apuntó nuestra experta.
Es importante tener en cuenta que todavía los portabebés que con mayor facilidad encontramos en los centros comerciales suelen no ser ergonómicos. Por ejemplo, las mochilas en las cuales el niño va con la columna y las piernas extendidas o las bandoleras «de bolsa» que tienen anillas pequeñas, acolchados y en las cuales el bebé va acostado en una posición innecesariamente riesgosa.
¡Pensemos que los niños piden upa hasta los tres años, por lo menos! «Además, el porteo ergonómico es ecológico y sustentable. Y lo más importante: portear es inmensamente gratificante», sintetizó.
Es poco el tiempo que tenemos para vivir esta experiencia única de sentirnos corazón a corazón, ¡no perdamos la oportunidad! «Me gusta pensar la crianza, ante todo, como un disfrute mutuo. Como dice Nohemi Hervada, pionera en estos temas, la meta es el placer», finalizó.
2 comentarios
Qué marcas de bandoleras, fulares o mochilas son las recomendadas?
Yo usé de Cerquita Mío. Pero unite al grupo «Crianza en brazos» en Facebook que te van a saber asesorar 😉