Si estás por irte de vacaciones, o pasás el verano en tu casa. Si hacés escapadas los fines de semana o tenés una pileta amiga donde refugiarte del calor, este post es para vos, madre. Porque seguro el verano te gusta tanto como te estresa, pasá y leé
Seas primeriza o «con experiencia», el verano es otro de esos momentos en que mientras todos disfrutan, las madres nos estresamos. Al menos es lo que a mí me pasa. Si no es el sol, son los mosquitos o el agua en los oídos. ¡¿Diosss por qué no puedo relajarme?! ¿Les pasa?
Por si la respuesta es «sí», acá va mi humilde aporte, para que intentemos tener todo lo más bajo control que se pueda y así lograr descansar.
Sobre el cuidado de la piel y los daños del sol, mi amiga y gurú Victoria Cavoti (aclaro que además es médica y trabaja en salud materno infantil hace años) me explicó que «el daño solar es acumulativo, daña el ADN de la piel con riesgo de cáncer de piel y envejecimiento prematuro».
Y si hablamos de una piel sensible y delicada como la de bebés y niños chiquitos, más aún son los cuidados que hay que tener. Tomen nota:
✔ El factor de protección solar (FPS) se puede utilizar a partir de los seis meses de vida (no antes!!!).
✔ Se recomienda FPS 50 para niños, se coloca en las áreas expuestas (no olvidarse de las orejitas y la nuca).
✔ Leer las instrucciones que vienen en el envase del producto sobre la renovación.
✔ Se coloca el FPS entre una hora y 45 minutos antes de salir al sol.
✔ Evitar exponerlos (y exponerte) en los horarios donde el sol produce mayor daño (entre las 11 y las 17).
✔ Elegir un FPS que te sea cómodo para usar en la piel de tu bebé. El producto debe «deslizarse» fácilmente sobre la piel y para esto las presentaciones en emulsión o espuma son ideales.
✔ Si tu bebé tiene piel seca, evitá las presentaciones en aerosol.
✔ Las remeritas con FPS son super cómodas, si tenés acceso genial. Otra alternativa es utilizar una remera de algodón de color claro y manga larga.
✔ Los menores de seis meses se protegen con capota, gorrito, bodies o remeras de algodón de colores claros y sombrilla en el carrito de paseo.
✔ Recordá que los espejos de agua (piletas, fuentes de agua, ríos y mar) pueden quemar la piel por el reflejo.
¿Y qué ocurre con la vista de los niños y el sol?
Los rayos ultravioletas del sol (UVA y UVB) son altamente dañinos para la vista y la piel de los párpados. Su acción tiene un efecto acumulativo en el tiempo, tanto en la piel como en los ojos, es así que las principales enfermedades oculares más frecuentemente relacionadas con la exposición solar se dan en adultos mayores tales como las cataratas y la maculopatía.
«En el caso de los chicos la exposición solar inadecuada puede causar en forma aguda ojo seco, inflamaciones de la córnea, entre otras afecciones». Así comenzó a responder mis dudas la médica oftalmóloga Betty G. Arteaga, quien integra el Servicio de Oftalmología del Hospital Italiano.
Sin embargo, los lentes con FPS son recomendados a partir de los cinco o seis años. ¿Cómo los protegemos antes de esa edad? «Hay que evitar exponer al sol de manera directa a los menores de un año. Y en el caso de chicos mayores de esta edad siempre hay que evitar la exposición en horarios de alto riesgo (10 a 16), tratar de que jueguen en la sombra recordando que tanto el agua como la arena reflejan los rayos solares por lo cual colocarles gorros o sombreros. Además, para evitar la irritación en la pileta o en la playa es recomendable el uso de antiparras protectoras.
Consultada sobre qué riesgo de degeneración macular asociada a la exposición solar existe a esa edad, la especialista explicó: «Cualquier persona que mire directamente al sol, aún por un corto período de tiempo sin tener la protección correcta, puede dañarse la retina de forma permanente. La retinopatía solar es una entidad rara que consiste en una alteración macular producida por un mecanismo fotoquímico tras la exposición a radiaciones solares de forma intensa. Los síntomas visuales más frecuentes son alteración de la agudeza visual y percepción de una zona de menor visión en el centro del campo visual. Sin importar la edad cualquier persona que mire directamente al sol, puede lastimar su retina. Aunque los síntomas y las alteraciones maculares suelen ser reversibles pueden quedar secuelas permanentes en la visión».
Ese maldito mosquito
«A partir de los dos meses, los bebés deben usar repelente, debido a la circulación de los virus del dengue, zika y chikungunya -aseguró Cavoti-. El repelente debe tener menos de 30% de dietil meta toluamida (deet) para que no sea tóxico y la mejor forma de colocarlo es primero en las manos de la mamá y luego en las zonas expuestas».
Nunca se debe colocar en zonas tapadas por la ropa ya que potencia la toxicidad y se debe renovar según las indicaciones del prospecto. «Los bebés menores de dos meses deben usar citronella y renovar cada hora, además de protegerlos por medios físicos, como tul, manguitas largas de de algodón y colores claros», recomendó la especialista.
¡Alerta conjuntivitis!
«La conjuntivitis es una inflamación de la membrana transparente que recubre el ojo llamada conjuntiva. Es muy frecuente, sobre todo en la época estival. El ojo se pone rojo, se inflama, habitualmente pica, molesta, arde y puede haber también lagrimeo y secreción purulenta que pegotea el ojo sobre todo al despertar«, explicó Arteaga.
Si presenta estos síntomas debe consultar con su médico oftalmólogo, ya que aunque las conjuntivitis virósicas leves pueden llegar a curarse solas, las moderadas a severas requieren tratamiento de apoyo y sintomático. Generalmente el médico oftalmólogo indicará un colirio o ungüento con antibióticos y, a veces (si hay mucha inflamación), también con corticoides para que el cuadro sea menos molesto y dure menos tiempo. «Si hay alteración de la visión, o si ambos ojos están muy congestionados o con dolor es recomendable consultar de forma urgente al oftalmólogo. También si se trata de un lactante menor de 28 días, en cuyo caso hay que tomar medidas especiales», recomendó.
Además, las medidas de higiene para evitar contagios incluyen: no compartir artículos personales como almohadas, paños, toallas, sábanas, gotas para los ojos, cosméticos y anteojos; no ingresar a piletas de uso colectivo; lavar las manos frecuentemente con agua y jabón; y tratar de no tocarse los ojos y el rostro. El tiempo de duración del cuadro puede variar entre una semana hasta un mes en los casos graves. Si es alérgica, se resuelve cuando el irritante desaparece o es retirado del entorno del paciente. En el caso de usuarios de piletas de natación, no se debe retomar la actividad hasta el alta médica definitiva.
«¡Má, me duele el oído!»
«La otitis es la molestia más común durante el periodo vacacional de verano por el constante contacto con el agua y por los productos utilizados para el mantenimiento de las piletas, que resultan irritantes para la piel. Estas lastimaduras representan la puerta de entrada de las bacterias que inflamación de la piel del conducto auditivo externo», explicó la médica otorrinolaringóloga María Andrea Ricardo, quien detalló: «Se caracteriza por el dolor intenso, y en algunas ocasiones se observa una descarga de material purulento. Las otitis externas son cinco veces más frecuentes en nadadores y es más común en regiones de clima cálido y húmedas. La incidencia puede incrementarse al final de la época de verano probablemente por el retraso del diagnóstico y la dilación en la consulta por estar de vacaciones».
La jefa del servicio de Otorrinolaringología del Hospital Británico y asesora médica de Gaes Centros Auditivos destacó, además, que «la presión atmosférica en la cabina del avión es menor que la que se encuentra a nivel del mar y esto origina un desplazamiento del tímpano hacia la zona de menor presión, provocando dolor y pérdida auditiva». «Los niños tienen mayor predisposición para sufrir estos inconvenientes por la inmadurez de su sistema de compensación, debido a la disposición y anatomía de la trompa de Eustaquio y la presencia de rinitis y adenoides», agregó.
Y dio una serie de consejos y recomendaciones para mantener óptima la salud auditiva en verano:
✔ Evitar la acumulación agua y la humedad colocando algodón apenas embebido en vaselina en el pabellón.
✔ En un gotero colocar alcohol y vinagre de alcohol en partes iguales (1:1). Colocar dos gotas en cada oído al finalizar el día de natación.
✔ Controlar la contaminación del agua (piletas e hidromasajes).
✔ Evitar maniobras de limpieza. Los depósitos de jabón pueden provocar dermatitis.
✔ Tratar dermatitis previas.
✔ Tener especial cuidado en personas diabéticas e inmunocomprometidas.
✔ En los vuelos, se sugiere bostezar, masticar o cerrar la nariz con los dedos, cerrar la boca e intentar exhalar con fuerza (maniobra de Valsalva).